Soy madre antes que sanitaria

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Soy madre antes que sanitaria.

Quiero que esto quede bien claro. No quiero con ello decir «Fui madre antes que sanitaria», sino exactamente lo que he escrito: «Soy madre antes que sanitaria.»

Y ni siquiera me considero «tan sanitaria». Desde que comencé a estudiar enfermería me convertí para muchxs en una especie de «vademecum con patas».

Y quiero que sepáis que soy yo, que sigo siendo la misma. Soy la misma Mely, la que ante todo vive, la que sale a la calle, la que se baña en el mar, la que sube montañas, la que prefiere unas buenas risas a una charla de catedrático, porque dejadme que os diga una cosa que alguna gente ignora… ¡La universidad NO es la vida!, y es más, en la mayoría de los casos… ¡La universidad NO SABE NADA de la vida! Y si sabe, sabe bastante poco, sabe lo que ya está desactualizado, lo pasado, lo que quedó reflejado en los libros, porque una cosa es cierta: se tarda más en recoger algo escrito en un libro que en vivirlo, tal cual.

Pero qué le voy a hacer, ahora que me veo en la «obligación», debido a mi pasión por la partería, de verme incluida entre ellos, te diré que muchxs «sanitarios» arruinamos el instinto, lo aniquilamos, amparadxs bajo el poder de nuestra bata blanca y nuestro flamante título universitario. Nos podemos llegar a creer que sabemos más que, por ejemplo una madre.  Fijaos, saber más una madre, nada más y nada menos.

Dejadme que os cuente una anécdota personal, llegada este punto.

Cuando mi hija mayor tenía 4 meses una persona, de profesión sanitaria (cuyo nombre no voy a decir) le «diagnosticó» mal agarre. A mí no me dolía el pecho y la niña engordaba bien (y tan bien, quienes conocisteis a mi hija mayor de bebé sabéis que era una auténtica Buda). Pero dijo que la niña se agarraba mal al pecho. Que precisamente estaba tan gorda porque sólo tomaba la parte primera de la leche, la que sólo tenía azúcares y que no tomaba la parte final de la leche, los ácidos grasos de cadena larga, y eso era muy necesario para su cerebro… y que era muy necesario que yo corrigiera el agarre…

Creo que en ese momento, a los 4 meses de tener un parto maravilloso y una lactancia exitosa, en ese preciso momento, cayó sobre mí la «sombra del puerperio». Imaginaos lo mal que se puede sentir una madre primeriza al oír eso, al pensar que está privando a su bebé de un alimento muy necesario (¿Se me iba a quedar tonta si no tomaba esa parte de mi leche? ¡Ay dios!). Imaginaos también mi periplo intentando corregir el agarre a una niña de 4 meses, algo que roza lo imposible. Que el agarre era deficitario, sí, que mi hiperproducción láctea y los rollitos de la niña se debían a eso, también, pero esa apreciación estuvo fuera de lugar en ese momento.

Yo era hasta entonces plenamente feliz. Cero dolor al dar el pecho, hija que engorda… Y esa frase me hundió en la preocupación… preocupación por pensar que estaría haciéndole mal a mi hija… Sólo una madre (y más siendo primeriza) entiende ese sentimiento.

Suerte que otra persona, cuyo nombre sí voy a decir, que no era sanitaria, que sí era madre, y que es Nohemí Hervada, me dijo esa mágica frase «Si no está roto, no lo toques». Y todo cobró de repente sentido. Sentido común, el menos común de los sentidos. Me puse a la niña a la teta «tal y como cuadró» y seguí lactando felizmente como hasta antes del desafortunado comentario… Siguiendo mi instinto como había hecho…

Por eso les tengo tanto respeto a las madres, siento empatía y respeto por cada una de sus decisiones (no importa que no esté de acuerdo con ellas), porque tienen una sabiduría natural que no recogen los libros, ni los títulos universitarios, ni los doctorados.

Porque son los libros los que copian a la naturaleza, no al revés.

Y por eso diré siempre con la boca bien llena que lo que sé, lo sé más por ser madre que por ningún título universitario.

Porque soy y siempre seré madre antes que sanitaria.

 

mandala playa

Mis maestras

Acerca de deluteroatusbrazos

Soy Mely, mamá de Dafne e Indira. He comprobado por mí misma que el cuerpo de una mujer tiene el poder y la sabiduría para parir por sí misma. Este blog nace con el deseo de apoyar el embarazo consciente, la lactancia materna y la crianza en brazos con portabebés o sin ellos. Me gustaría que algún día todas las mujeres dijéramos que hemos tenido el parto que queríamos tener, es por ello que mi intención es informar y apoyar desde el rigor científico, el calor humano y el respeto. Espero que os guste este blog y aportar con él mi granito de arena para una sociedad menos violente desde un nacimiento más tranquilo y pacífico.

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